jueves, 7 de noviembre de 2013

Décalogo para cuidar el matrimonio

Tal y como habíamos quedado, hoy hemos tenido la charla café sobre convivencia matrimonial, el matrimonio día a día. Después de que hubiéramos visto, en sesiones anteriores qué es el matrimonio para la Iglesia Católica, cómo es la mujer y lo diferente que es del hombre, tocaba ya poner esa convivencia y proyecto familiar en práctica y para eso hemos inventado:
EL DECÁLOGO PARA CUIDAR EL MATRIMONIO
1.- "El matrimonio es el único negocio en el que cuando pierdes, realmente ganas"
Si yo bajo la cabeza, yo pierdo "el orgullo", pero gana el matrimonio
Si yo pido perdón antes, yo "pierdo" la guerra de a ver quién aguanta más sin hablarnos, pero gana el matrimonio (¿Se capta la idea?)
2.- El amor entre hombre y mujer es reflejo del amor de Cristo por su Iglesia: tratar de ser igual que Cristo para la Iglesia, nosotras para nuestros maridos.
¿Cuántas veces nos perdona a nosotras Cristo? ¿Cuántas veces estamos dispuestas a perdonar a nuestros maridos?

¿Cuánta paciencia tiene Cristo y ha tenido con la Iglesia? ¿Cuánta paciencia tienes tú con tu marido?
¿Estarías despuesta a morir por tu marido como Cristo murió por su Iglesia? Sí, sí, ¡ay! pero ¿tengo que coserle el botón de la camisa, ¿no se la puede coser él?
Para perdonar es muy importante no llevar un registro de ofensas, que las mujeres somos buenísimas para eso. En cuanto hay discusión sacamos aquella vez que "no me llamaste para decirme...." que el marido ya ni se acuerda. Olvidar, igual que cada vez que vamos al Sacramento de la confesión el cura no nos dice: "¿otra vez?". Ni nos pregunta por pecados que ya han sido confesados anteriormente.
3.- Presuponer la buena intención al marido.
No nos habla (seguramente porque está cansado) e inmediatamente una se monta la película de que algo va mal, nos quiere dejar....
No nos ayuda en casa: conclusión inmediata, no nos quiere, porque si nos quisiera, nos ayudaría (Pues no, directamente es que ni ha caído)
No se da cuenta de que me he arreglado el pelo (no se fija en mí, luego no me quiere). Falso!!! Sigue en Babia!!!!
No olvidar que somos diferentes y que él no está pensando, ni por asomo, en lo mismo que nosotras.
Estos tres puntos los encuentro fundamentales, y, si se suman al siguiente propósito, son suficientes para trounfar.
PROPÓSITO: Tratar de no irse a dormir sin haber hecho las paces /aclarado un malentendido
Pero.... si alguien quiere rizar el rizo, todavía hay más consejos para que de verdad sea un DECÁLOGO.
4.- No ser misioneras, profesoras, educadoras ni madres de nuestros maridos.
No podemos estar todo el día diciendo lo que hacen mal, corrigiendo, educando ni recordándole cómo hay que hacer las cosas. No somos sus conciencias. Dejarles hacer las cosas mal si les da la gana. Tener mano izquierda a la hora de conseguir cosas de ellos. Ser flexibles en la cotidianidad que ellos no tienen ganas de luchar o que no le ven la necesidad. Primar la buena convivencia por encima del orden, la educación, la vestimenta, el buen quedar social.... y respetar que él tiene su propio ritmo de crecimiento religioso y no va al mismo que el nuestro. Y, aunque no parezca verdad, NO SOMOS PERFECTAS, también tenemos defectos auqnque nos parezca que son ellos los que lo hacen todo mal. Volver un poco a la época de novios en que TODO nos parecía genial en ellos. Darles esa confianza en sí mismos otra vez.
5.- "La mujer compuesta saca al hombre de otra puerta"
Aunque el verdadero y último responsable de irse a otra puerta es el hombre (o sea que no estoy de acuerdo con este refrán popular del todo, sirve para captar la idea), es una muestra de caridad con los demás tener buen aspecto también en casa, no solo para poner un pie en la calle. Que dé gusto mirarnos las 24 horas del día. Igual que a nosotras nos gustan más ellos cuando huelen bien, se duchan, están afeitados...
6.- "Al hombre se llega por la barriga" Otro refrán un poco machista, pero que esconde la realidad de que les mola mogollón el "cocido de su madre", son capaces de llorar por unas croquetas caseras!!!! Y quien dice la cocina, dice cuidar las cosas que les gustan en casa, hacer hogar, preocuparse por darles gusto, tener un detalle cotidiano con ellos que le "mole".
7.- Se riega el árbol, no los frutos
Es decir, se cuida el matrimonio (el árbol), no a los niños (los frutos). Porque aveces perdemos de vista que el matrimonio somos los dos y nos dedicamos en exceso a los niños (lo que es muy loable, pero la carga familiar puede acabar con el amor matrimonial).
Salidas solos, salidas con adultos, sexo, mucho sexo (Dios lo ha inventado, no solo para procrear sino porque une) y lo que se os ocurra que fomente el estar solos y poder mirarse a los ojos otra vez sin niños llorando y pidiendo por el medio.
8.-Contar con la gracia matrimonial.
Tal y como ya dijimos cuando hablábamos del matrimonio, cuando una pareja se presenta para casarse delante de Dios, le cae un chorreo de gracia para poder llevarlo adelante, porque "aunque para el hombre es imposible, para Dios todo es posible".
Sea cual sea el problema matrimonial que tengamos (por gordo que sea: marido en paro, marido enfermo grave, hijo enfermo grave, marido ludópata, marido alcohólico, marido adúltero, convivencia insoportable o simplemente la jodienda del calzoncillo todos los días tirado en el suelo en lugar de en el cesto de la ropa: TENEMOS AYUDA DE DIOS PARA LLEVARLO BIEN, CAMBIAR A NUESTRO MARIDO CON MANO IZQUIERDA, SUPERARLO JUNTOS Y SER FELICES PARA SIEMPRE)
Ser flexibles y abandonar aveces la idea romántica del marido volcado en mí, que me suba el desayuno a la cama, que me achuche y me comprenda, me acaricie y me llame bonita y esté forrado, conduzca un porcshe y no me traiga ni un problema y ser "otros Cristo" para ellos, amarlos como Cristo nos ama a nosotros aunque nos volvamos majaretas, nos convirtamos en idiotas insoportables.
9.- Nuestro camino al cielo lleva el nombre de nuestro marido. Cuando lleguemos al cielo, como nos han pegado con loctite a nuestro marido, nos preguntarán: ¿Dónde está él? Que no seamos nosotras las que digamos "lo dejé por ahí tirado porque era un egoísta, no me ayudaba a poner lavadoras y estaba obsesionado con el trabajo" Que podamos decir: "lo traigo un poquito mejor de lo que me lo diste: antes era un mafioso y ahora solo mata a los malos"
10.- Conseguirle alguien a él que le hable también a favor del matrimonio, que cuando tengais problemas les ayude a volver a tí, que le anime a cuidar a su mujer, a sorprenderla con unas entradas al cine, a poner música y velas una vez que los niños se han acostado. En definitiva, que no seamos solo nosotras las que luchemos por todo esto, que ellos también, pero.... no porque nosotras se lo digamos, sino porque nos rodeamos de amistades que tambíén les ayuden a ellos a ser mejores.
Este decálogo es susceptible de ser ampliado, variado o mejorado.... mientras tanto, espero que os sirva de algo. Con que un punto os sirva como me sirve a mí, me doy con un canto en los dientes.

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