Enfocamos la homosexualidad desde tres aspectos:
1.- La tendencia homosexual, que puede ser puntual (al parecer es muy alto el porcentaje de gente que en algun momento de su vida se siente atraído por alguien del mismo sexo, pero tal cual le llega esa sensación, se la puede quitar
que puede ser constante o generalizada. Es una tendencia con la que se nace y la hay en mayor o menor intensidad dependiendo de la persona. Esta tendencia se puede educar.
Citando el refranero: a los diez años, uno tiene la cara que le han dado, a los 30 tiene la que él quiere tener.
Desde pequeños, hay que educar a los niños para ser hombres y a las niñas para ser mujeres.
En este sentido, si no entendí mal, esta tendencia, al igual que el mal caracter, un carácter violento o una cleptomanía, se puede combatir con el autocontrol.
PARÉNTESIS PARA ENCUADRAR ESTO EN LO QUE YA LLEVAMOS DADO
Basándonos en lo que hemos visto en cafetitos anteriores, esta tendencia nace, como otros "males" o desórdenes, con el pecado de Adán y Eva y cuando Dios pide que no se sigan estas tendencias, no está pidiendo al hombre nada que le haga infeliz, sino todo lo contrario (ésta es la base de todas las charlas que estamos teniendo, que Dios nos ama y quiere nuestra felicidad. No quiere fastidiar al homosexual diciéndole: "pues aunque tengas esta tendencia te voy a hacer infeliz tachándola de pecado si la sigues, sino al revés, al hombre con tendencia homosexual, le hará feliz luchar contra ello. Esto, garantizado. Igual que el que tiene mal genio es más feliz y hace más felices a los demás cuando se controla)
FIN PARÉNTESIS
2.- El acto homosexual.
3.- El hombre homosexual: es el que decide hacer actos homosexuales habitualmente. Y hago hincapié en lo de decide, igual que el cleptómano decide robar. Puede evitarlo, no es algo imperioso ni le hace infeliz no llevarlo a cabo.
Aclarado esto (mucho mejor de lo que yo acabo de hacerlo), si leemos el libro de Lot de la Biblia el pasaje sobre Sodoma y Gomorra (pueblos a los que Dios termina haciendo arder con azufre) así como una ley del Levítico que habla expresamente de "si dos hombres yacen juntos en la cama, no entrarán en el Reino de los Cielos"nos deja meridianmente claro que a Dios no le gustan los actos homosexuales.
Y como colofón, el cap 2358 del catecismo de la Iglesia Católica en el que se habla de la tendencia homosexual como una prueba, que los homosexuales deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza pero que, al igual que el resto de nosotros, también están llamados a ser santos, a ir al cielo, en definitiva, a ser felices aquí y en la otra vida, uniendo "al sacrificio de la cruz las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición". En definitiva, que los hombres y mujeres con tendencia homosexual están igual de obligados a luchar por vivir cristianamente a como lo estamos cada uno de nosotros, teniendo cada una sabrá qué tipo de cruz para seguir adelante. Que nadie está exento de luchar en esta vida, pues ellos tampoco y para lo que tienen, tienen también la ayuda de Dios.
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