martes, 21 de abril de 2015

EL REGALO DE LA IGLESIA

Como siempre hacemos, recordamos la primera clase de todas y con ella el inicio del hombre y la creación. Así, Dios ha creado al hombre para ser feliz y de hecho lo crea en un Paraíso. Como le da libertad, lo que pasa no lo sabemos exactamente, pero sí sabemos que el hombre elige en contra de lo bueno para él, de lo que ha hecho Dios para él, en contra del mundo que Dios conociéndole porque lo ha creado y amándole, le ha dado para ser feliz y en el mundo entra el pecado y entra el dolor, la miseria, la muerte...

Y entonces Dios nos promete a Jesucristo y con Él, nos promete la gracia redentora, nos da los recursos para llevar este AUTODESTIERRO al que nos hemos condenado. Nos dice, "no os preocupeis, os habeis cargado el Paraíso que yo os he dado, pero me doy cuenta de que os arrepentis de lo que habeis hecho, así que os voy a dar, a todo el que lo quiera, los medios para volver a gozar en un paraíso, y esta vez el paraíso ya va a ser sin posibilidad de perderlo y mucho mejor que el primero".

Y Dios, con Jesucristo, nos da la Iglesia y nos la da como barca de salvación en mitad de un hundimiento.
Seguro que habeis oído muchas veces que fuera de la Iglesia no hay salvación. "Extra ecclesiam nulla salus". Este es un dogma de fe. Sin la Iglesia, sin esa barca en el mar, no podemos salvarnos del hundimiento. Sólo Cristo nos abre las puertas del Cielo y sólo Cristo y su Gracia nos pueden llevar a la Salvación y sólo Cristo y la Iglesia que Él fundó nos pueden llevar al Padre. La Iglesia como barca, la barca de Pedro.

Muchas veces hemos oído esto y, al menos a mí, me ha sonado fatal, desesperante para la cantidad de gente que no cree o no conoce la Iglesia o la niega por prejuicios tontos y sin verdadera mala intención. ¿Cuántos de nuestros conocidos bautizados han rechazado una boda por la Iglesia y los hemos comprendido perfectamente? ¿Cuántas personas hoy en día esperan a impartir el bautismo a sus hijos para que sean ellos quienes elijan y no "imponerles" nada y los hemos comprendido desde la libertad?

Qué exageración que sin la Iglesia uno no se salve. Pues es dogma de fe y lo que es más, es verdad.
Y la explicación es de lo más lógico:
1.- Es el hombre el que la fastidia y destroza el Paraíso que se le había dado
2.- Dios le promete al hombre que le dará a Cristo para salvarle, y como Padre no solo nos da a Cristo para que nos salve sino que con Él nos da gracias, nos da ayudas, nos da amor, nos da consuelo, nos acompaña en nuestro caminar, nos da a Su Madre.
3.- Jesucristo muere y resucita para romper todos esos desastres que creó el pecado original. Al morir y resucitar Jesucristo resucita al hombre, a la humanidad entera con Él. Es sólo Jesucristo quien salva a la humanidad. Su acción de morir y resucitar es para toda la humanidad porque todos somos sus Hijos. Sin Él, sin unirse a Él, sin Su Cruz, no nos salvamos. No basta con el acto de salvarnos que hace Él, el hombre tiene que aceptarlo. San Agustín decía: "Dios que te creó sin tí, no te salvará sin Tí"
Es necesario, para que el hombre elija en libertad, un acto del hombre de elegir libremente esa salvación, de unirse a ese acto de Salvación, es decir, un acto de voluntad de engancharse a la barca de Pedro para que le saquen a uno del agua.
4.- ¿Por qué de la mano de la Iglesia? ¿Por qué de la barca de Pedro? ¿Por qué es necesario ese acto de unirse a la Iglesia de Cristo?
Esta es la explicación más bonita y que a mí más me emociona porque me parece que es una pasada. Recordando lo que hablábamos el otro día de la Comunión de los Santos, porqué nuestra salvación está en la Iglesia y es indispensable la Iglesia para salvarnos radica en que la Iglesia, teológicamente hablando, es el Cuerpo de Cristo, es la esposa de Cristo, es un mismo Cristo porque inexplicablemente el enamoramiento de Dios hacia el hombre es tal que nos eleva a su naturaleza y nos hace hijos suyos. ¡Qué Dios más loco tenemos! Y según decíamos el otro día, cuando hablábamos de la Iglesia triunfante (los que ya están en el cielo), la Iglesia purgante (los del purgatorio) y la Iglesia militante (los del mundo que vemos), todos nosotros somos esa esposa de Cristo, somos ese Cuerpo místico suyo, somos Él. Aquí viene lo fuerte chicas, ni Jesucristo nos salvó Él solo (no solo su Madre, que es la corredentora por antonomasia, sino todos nosotros corredimimos con Él) ni estamos en la Iglesia nosotros sólos igual que Adán y Eva no fueron desterrados solos, nos desterraron a todos sus sucesores con ellos. Estamos unidos, pegaditos con loctite. De ahí lo de "Amaos los unos a los otros como yo os he amado" porque el pegamento que nos une es el amor y el Amor es Dios y es todo una pasada que las personas que hablan del karma y el buen rollo y el aura y la bondad y la espiritualidad entreven y captan y se acercan a lo que Dios ha querido para el hombre que es como un banquete de buen rollo general en el que todos, todos nos amamos y o todos ponemos de nuestra parte para salvarnos o todos nos hundimos

Seguimos, y ¿para qué la Iglesia? Porque la Iglesia es esa barca que navega en el naufragio y que nos mantiene a todos unidos en Cristo y la que nos salva.
Esta Iglesia está llena de regalos y el primero de ellos es la gracia santificante.
A través de los sacramentos, de la Eucaristía, de la confesión, la Iglesia nos ayuda a mantenernos en el camino. A través de la Palabra, de la doctrina que conserva con celo, la Iglesia procura que no perdamos de vista lo que es importante en la vida y lo que es necesario para nuestra salvación.
La Iglesia es ese algo visible que nos ayuda a relacionarnos con Dios, es ese algo visible que nos acerca el rostro de Dios y nos dice cómo es Él, por eso la responsabilidad de la Iglesia es muy grande, porque las veces que no se ha comportado de modo que muestre el rostro de Dios, es un pecado muy gordo y cuando los que formamos parte de la Iglesia no somos la cara amable de Dios, pecamos muy gravemente y a más responsabilidad se tiene en la Iglesia más gorda es nuestra responsabilidad de acercar a la gente a Dios y al rostro amoroso de Dios.

La responsabilidad de la Iglesia es tal que es comparable a los que ocupan la barca en el naufragio. Si ves a alguien en el agua y le tiendes la mano y no quiere subir es su problema pero es responsabilidad seria e inevitable de los que están a bordo alargarles la mano, el flotador y todo lo que haga falta cuantas veces haga falta a pesar de que el otro no los quiera. En el que el otro no los quiera, está la libertad del otro de morir ahogado o seguir nadando hasta cansarse, pero es responsabilidad de los que estamos en la barca echarles un cable una y otra vez, una y otra vez, incluso tirarnos a por ellos. Y la de aceptar que nos mire mal desde el agua o que nos odie porque estamos secos y él mojado y no comprenda que le queremos ayudar y se piense que lo que queremos es ahogarle, como pasa muchas veces con los salvamentos.

Tenemos que ver a la Iglesia como una madre, como esa mano salvadora, como esa barca donde nos van a echar la manta para secarnos y donde nos van a dar de comer y beber porque es lo que es. Que la cara de los hombres que lo formamos a veces nos haga ver gente imbécil, malvada, aprovechona, rígida, cabezota, que no cumple con lo que dice ser, no nos puede hacer que veamos a la Iglesia como otra cosa que lo que Cristo ha querido que sea para nosotros. Y Cristo ha querido que la Iglesia sea para nosotros Él mismo. Que la Iglesia sea nuestra Salvación y nuestra Salvación es Él.

Acudamos a la Iglesia a pedirla todo lo que necesitamos para nuestra salvación: los sacramentos, el perdón, la eucaristía, la formación, el coaching, la dirección espiritual y por qué no, ofrezcamos nuestros recursos a la Iglesia para ayudar, porque no podemos olvidar que estamos en medio de un naufragio, de un destierro y hay muchísima gente ahogándose. Ayudemos a la Iglesia a tirar flotadores, ayudemos a la Iglesia a echar cables a ofrecer manos. Seamos Iglesia, seamos Cristo, seamos hermanos de los otros hijos de Dios.

La pregunta del millón:
¿Qué pasa con los que no suben en la barca no porque no quieran, no porque digan libre y voluntariamente que no, sino porque nunca han estado cerca de la barca, la barca nunca ha llegado a ellos o ellos han encontrado maderas a las que agarrarse y ahí se han quedado de buena voluntad? (otras religiones, desconocimiento total, etc)

Lo primero que hay que saber es que Dios es infinita misericordia y que en su infinita sabiduría puede juzgar a todos y cada uno de los hombres y leer en su corazón y en su sabiduría eterna puede saber si hubieran tenido la posibilidad de ver la barca si hubieran querido subirse o ahogarse. Y Dios, no lo olvidemos, nos da todos los medios que necesitamos para salvarnos, pero también respeta nuestra libertad de no querer subir a la barca.
A pesar de que fuera de la Iglesia no hay salvación, Juan Pablo II, Papa con potestad para decirlo, declaró Santos a todos los fallecidos asesinados en el campo de concentración de Auschwitz. Adujo que habían sido mártires de su religión judía y que estaban en el Cielo. Así pues, se confirma que se pueden salvar, pero porque ese martirio les subió a la barca de Pedro de golpe y porrazo.

Como ya sabeis la manera más eficaz y rápida de subirse a la barca de Pedro es por el Bautismo. Por el Sacramento del Bautismo que impone la Iglesia Católica uno entra ya en la barca de Pedro y esperemos que no sea tan tonto de bajarse (uno se baja con la excomunión). Pues bien, segun la Iglesia Católica hay tres tipos distintos de bautismo:
1.- bautismo católico
Es el que se imparte por la Iglesia Católica mediante la imposición de aguas. Conviene subir a nuestros hijos a la barca de la Iglesia cuanto antes, porque sin ella no hay salvación. No hay que dejarles que elijan igual que ningun padre le preguntaría a un hijo en un naufragio si quiere subir a la barca, le subiría del culo y marchando.
2.-Bautismo de deseo
A los que mueren deseando recibir el bautismo, preparándose para recibirlo y habiéndose arrepentido de sus pecados, cuenta como si ya lo hubiesen recibido. Y aquí se incluye a las buenas almas que no conocen a la Iglesia pero están agarradas a otros "maderos" con rectitud de intención.Así como los abortitos involuntarios que tenemos a los que les hubiéramos bautizado nada más nacer.
3.- Bautismo de sangre
Todos los que mueren en martirio por la religión

El Bautismo da cuatro cosas a quien lo recibe:
1.-borra el pecado original así como los pecados que se hayan cometido
2.- concede la vida de gracia y el Espíritu Santo con sus dones
3.- Da la vida de fe
4.-Imprime carácter (no se puede quitar) y te convierte automáticamente en cristiano. Estás en la barca y no te puedes bajar.
Asimismo concede cuatro títulos:
1. Hijo de Dios
2. Hermano de Jesucrito
3.Templo del Espiritu Santo
4. Heredero del cielo

A ver quién es el tonto que insiste en que cuando el niño crezca que decida él.








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