Se llama sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación. Se denomina también sacramento de la conversión, porque realiza sacramentalmente la llamada de Jesús a la conversión: la vuelta al Padre del hombre tras el pecado.
La primera confesión de la humanidad fue la de Adán y Eva cuando Dios aparece ante ellos tras comer la manzana. Hay declaración de un pecado, hay consecuencias, hay penitencia y hay absolución.
Se llama sacramento de la Penitencia porque es además de conversión, arrepentimiento y reparación.
Se llama de la confesión porque hacer una declaración o manifestación ESENCIAL.
Se le llama Sacramento del perdón porque Dios concede el perdón y la paz.
Se llama Sacramento de la Reconciliación porque volvemos al amor de Dios.
El pecado grave es ofender a Dios y romper la amistad con Él. Una decisión libre y plena de tomar algo que Él sabe malo para nosotros y tomarlo de todas formas (por debilidad, por egoísmo, por concupiscencia...)
El único pues que puede perdonar esa ofensa es el verdadero ofendido: Dios.
Los judíos, con Cristo, alucinaron: "¿Quién se cree que es éste para perdonar los pecados, si solo Dios puede perdonarlos?"
En el Evangelio, Marcos 2, 10 "El Hijo del Hombre tiene poder para perdonar los pecados en la tierra"
Marcos 2, 15 "Tus pecados te son perdonados"
Cristo hace a sus apóstoles partícipes de su poder de perdonar los pecados:
Mt 16, 19, le dice a Simón Pedro: "A tí te daré las llaves del Reino de los Cielos y lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo"
Juan 20, 23: "A quienes perdoneis los pecados, le serán perdonados y a quienes se los retengais, le serán retenidos"
Los cinco pasos fundamentales para una buena confesión:
1.- examen de conciencia
2.- dolor de los pecados
3.- propósito de la enmienda
4.- decir los pecados al confesor
5.- cumplir la penitencia
La maravilla de la confesión:
Desde un punto de vista humano la confesión es una pasada. Cuando nos enfadamos con alguien a quien queremos, lo pasamos fatal hasta que podemos comprobar que las cosas vuelven a ser como antes y, muchas veces, si hemos tenido un fallo muy gordo con un ser querido, las cosas nunca vuelven a ser igual. Ya se esperan de nosotros que volvamos a fallar y no se nos quiere igual.
Así no es Dios.
Para Dios, después de cada confesión es como empezar otra vez desde cero.
Por otro lado, psicológicamente no hay mayor terapia que soltar las piedras que nos pesan en la confesión.
Apostólicamente, es muy difícil que las personas que queremos avancen en amor de Dios y piedad si no se confiesan antes. Cualquier persona por la que tengamos preocupación, conseguir que se confiese es conseguir que ellos mismos den un paso de gigante hacia los brazos de Dios.
Es tal el paso de gigante que se da en la confesión y tan grande que segun dice el propio Evangelio en el Cielo se celebra un fiestón cada vez que un pecador se confiesa y el demonio pone todo de su parte para que no se haga.
Donde más se ceba el demonio cuando un alma se quiere confesar:
1.- nos mete vergüenza de confesarnos. Nos convence de que el cura se va a asustar, nos va a echar, nos va a negar el perdón.
Mentira!! El sacerdote no es quien nos perdona, es Cristo, que ya sabe lo que hemos hecho de antemano y, si el sacerdote se asusta (cosa rara porque no hay ningun pecado nuevo bajo el sol) pues nos aguantamos y nos vamos de allí obteniendo lo que queríamos: el perdón.
No dejeis que el demonio gane un día más vuestro sin confesar.
Humanamente puede ayudar aclararle al sacerdote que nos da vergüenza confesar ese pecado concreto, porque suelen echar un capote sobre el tema si hemos sido suficientemente claros y no hay nada que precisar.
2.- nos repite que lo vamos a seguir haciendo, total, para qué confesarte de eso.
Sabemos que algo está mal, comprendemos porqué a Dios no le gusta, pero desgraciadamente es un hábito en mi vida del que difícilmente me voy a quitar. ¿Para qué confesarme si sé que lo voy a volver a hacer? NO!!!!! Precisamente porque la confesión es fuente de gracia y de ayuda para no volver a caer. Nos va a perdonar Jesús todas las veces que caigamos. Vuelve cada vez que caigas!!! Dios nos espera siempre y tiene una paciencia y una misericordia infinitas.
Recordad el refrán de toda la vida: "vergüenza pa pecar"
Recordad que se puede y se debe confesar absolutamente todo, que no hay ningun pecado nuevo bajo el sol. Es cierto que hay pecados que, por su gravedad, son sancionados con la pena de la excomunión y que ésta no se quita con la confesión, es necesario que los perdone el propio Papa, el Obispo o sacerdotes concretos, pero cuando uno va a confesarse ya le informa el sacerdote en cuestión y le ayuda a obtener la gracia.
En caso de peligro de muerte, TODO SACERDOTE puede perdonar cualquier pecado, incluso un sacerdote que, por lo que sea, ha sido privado de la facultad de oír confesiones.
Dada la delicadez y la grandeza de la confesión el sacerdote está obligado a guardar secreto absoluto sobre los pecados de sus penitentes y tampoco puede hacer uso de los conocimientos que la confesión le da sobre la vida de los penitentes. Este secreto NO ADMITE EXCEPCIÓN y se llama SIGILO SACRAMENTAL.
Con la confesión anticipamos el juicio al que nos someterá Dios. Si te has "convertido" antes de morir no será necesario juzgarte.
La celebración de la reconciliación con confesión general y absolución general solo está permitida por la Iglesia en casos de necesidad grave: por ejemplo falta de sacerdotes, muerte inmediata de una multitud... y se ha de tener el propósito de realizar una nueva confesión individual a su debido a tiempo.
La confesión INDIVIDUAL e íntegra y la absolución personal son el único modo de perdón de los pecados.
DIRECCIÓN ESPIRITUAL
Es la ayuda que un cristiano presta a otro en la Iglesia Católica de cara a mejorar la vivencia de la fe aumentando sus virtudes y su disponibilidad de cumplir la voluntad de Dios.
El verdadero modelo de vida cristiana es Jesucristo y cada labor de dirección espiritual ha de enfocarse en que cada cristiano tenga amistad íntima y verdadero amor con Jesús.
El Espíritu Santo se vale del director espiritual para inspirar sus consejos. Directores espirituales pueden ser siempre los confesores, los padres... pero la Iglesia reduce esta expresión a una sola persona.
Para que haya dirección espiritual hay que expresarlo y pedirlo.
El dirigido abre su intimidad al que se la lleva y pide expresamente que se le guíe en temas de fe.
Ecl 4, 9-10 "Más valen dos que uno solo, porque mejor logran el fruto de su trabajo. Si uno cae, el otro le levanta. Pero ¡ay del que está solo que si cae no tiene quien le levante!"
Tob 4, 18 "Sigue el consejo de los prudentes y no desprecies ningun buen consejo"
Lc 24, 32 "No es verdad que nuestro corazón se enardecía cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las escrituras!"
San Pablo ante su caída: "Levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que has de hacer"
San Juan Crisóstomo. "Uno comprende enseguida la culpa de otro, pero con dificultad se da cuenta de la suya. Un hombre es imparcial en causa ajena, pero se perturba en la propia"
San Pedro de Alcántara "Una de las cosas más arduas y dificultosas que hay en esta vida es saber ir a Dios y tratar familiarmente con El. Por eso no se puede andar este camino sin alguna buena guía"
Santa Teresa: "Si quiere o pretende ser contemplativa ha menester para ir muy acertada dejar su voluntad con toda determinación en un confesor que sea tal, porque esto ya es cosa sabida que aprovechan más de esta suerte en un año que sin esto en muchos"
Temas que se tratan en la dirección espiritual:
-el trato con Cristo
-profundizar en la fe
-santificación del quéhacer diario
-mejorar el trato a los demás
-incrementar sentido de la responsabilidad
-espíritu de servicio, justicia, solidaridad
-afán evangelizador
-y toda preocupación en la medida que se trate desde el punto de vista sobrenatural
Personas que pueden llevar dirección espiritual: sacerdotes, religiosos, laicos (personas con buena formación e intensa vida cristiana)
El consejo no elimina jamás la responsabilidad y la libertad personal
No seguir jamás consejo contrario a las enseñanzas de la Iglesia
No se habla de todo
No se puede faltar en la dirección espiritual al secreto profesional, a la justicia general o a la prudencia
Las charlas de dirección espiritual están también bajo secreto profesional.
Actitud humilde, sincera y responsable.
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