jueves, 27 de febrero de 2014

Sobre el dolor y la muerte

Lo primero de todo es entender que no se va a poder entender plenamente el porqué del dolor y la muerte, sobre todo cuando pensamos que Dios es omnipotente y que es un padre que nos quiere. Parece incompatible y es que la realidad sobre el sufrimiento es que es un misterio más que entenderemos mucho mejor en la otra vida.

Como aperitivo hay tres cosas que conviene tener en cuenta y de las que viene muy bien en la vida convencerse:

1.- Dios NO quiere nuestro dolor, ni nuestro sufrimiento, ni nuestra muerte. 
      Dios es como esa madre entregada y amorosa que consiente que deja a su hija dormir el sábado hasta casi la hora de comer "porque la niña ha salido hasta las seis de la mañana", esa madre que tiene la comida calentita cuando su hija viene de trabajar, esa madre que no deja hablar a nadie en casa y descuelga el teléfono cuando su hija está constipada, esa madre que se acuesta hasta tarde cosiendo el vestido a la niña que no se lo quiere poner tan largo, esa madre que cocina la comida preferida de su hija, esa madre que hace la compra y no pide ni que la ayuden con el carro porque su "pobre hijita" bastante tiene ya con el colegio, esa madre que recibe encantada a las amigas de su hija en casa..... me voy explicando?

Pues como esa madre que es, Dios NO quiere el sufrimiento, el cansancio, el hambre, el dolor para nosotros.

2.- Dios nos quiere inmensamente felices. 
     De hecho, cuando Dios creó a Adán y Eva los puso en un paraíso. No se cansaban, no había enfermedades, no había pecados, vivían en armonía con la naturaleza, su trabajo, la creatividad, no les cansaba, no se enfadaban. Era un pasote de vida. Y ellos mismos fueron los que (no se sabe muy bien lo que pasó) o no quisieron seguir viviendo así, o cuando tuvieron que elegir, eligieron mal. (La Biblia cuenta que fueron tentados por el demonio -la serpiente- y se comieron la manzana del árbol del mal y del bien)

3.- Estamos en un destierro. La Iglesia habla de "un valle de lágrimas".
     En el mismo momento en que comieron la manzana, se dan cuenta de que están desnudos, se asustan de Dios (al que antes trataban de colega)....en definitiva, se abre una caja de Pandora y entra en el mundo todo lo malo: el pecado, la muerte, el autodestierro, el dolor, los tsunamis, los terremotos, las plagas, los egoísmos, las guerras.... todo lo malo que hay en nuestra vida entró ahí, en ese momento.

Ante esto, ¿qué hace Dios? 
Se ofrece a sí mismo para volver a meter todo eso otra vez en la caja de Pandora y cerrarla para que no se vuelva a abrir nunca más. Y para ello se inmola en la Cruz cogiendo, haciéndose cargo en su cuerpo santísimo, de todos los dolores, enfermedades, miserias, pecados, muertes, traiciones, catástrofes mundiales, plagas, etc. Todo, en su Cuerpo, hecho Hombre, cuando con un simple rasguño nos hubiera salvado de sobra. Se somete a la muerte y la vence resucitando y logrando para nosotros así la Resurrección.

Como dicen que visualmente se queda todo mejor, aquí va "el póster" en el que aparece la serpiente y la manzana como causantes de todos los males que son "absorbidos" por la Cruz de Cristo (un héroe de los de verdad) de la que salen, gracias a su Sacrificio, todas las alegrías, esperanzas, vidas, cosas buenas...etc.

UN PASO MÁS PARA ENTENDER EL DOLOR
Si todos los hombres del mundo no sufriéramos nunca, nunca fuéramos a Misa, nunca ofreciéramos nada a Dios, viviéramos como "Barbies" a base de pedicuras y peluquerías, chóferes y comidas y cenas en restaurantes, sin problemas, sin sacrificarnos por nadie, sin amar a nadie hasta el punto de hacer nada por los demás, en definitiva, aun en el caso de que todos fuéramos unos mimados consentidos haciendo en la vida lo que nos diera la gana y sin soltar una lágrima, aun así, con un solo acto de contricción antes de morir, Cristo ya nos ha redimido. No hace falta que el hombre ponga nada de su parte. Él ya nos ha salvado con su sacrificio de muerte. Podemos tumbarnos en un colchón y esperar tranquilamente la muerte que Él ya ha vencido la batalla y la ha ganado por nosotros.

SIN EMBARGO, cuando Cristo llevaba la Cruz, cuentan los Evangelios al narrar la Pasión que Simón de Cirene (el Cirineo) Mc 15, 21-22; Mt 27, 32; Lc 23, 26 fue obligado por los romanos a cargar con ella un tramo porque Jesús ya no puede más con el peso del madero (con el peso de todos nuestros pecados, de todas nuestras ofensas, de todas nuestras maldades, de toda esa caja de Pandora que se ha escapado).

Según la teología de la Iglesia, nosotros podemos ser como Simón de Cirene.
Repetimos, Dios no quiere el sufrimiento de nosotros ni nos lo pide. Pero igual que esa madre que quiere que su hija esté entre algodones, si se levanta por la mañana y ve que su hija le ha recogido la cocina, se le cae la baba, a Dios también se le cae la baba cada vez que le ofrecemos algo o que hacemos algo por los demás.


Así, cada vez que hacemos un servicio a los demás, que rezamos por alguien, que ofrecemos una mortificación, que nos negamos algo por amor a Dios, por ser un poco Cirineos para el Señor, a Dios se le cae la baba..... a kilos. No es obligatorio, Dios no quiere nuestro sufrimiento, pero si cada vez que tenemos sufrimiento en la vida (desde una contrariedad, hasta una enfermedad gorda hasta un dolor moral gordo, gordo) lo ofrecemos a Dios y nos unimos a Cristo en la Cruz, a Dios se le cae la baba y hace mogollón de cosas buenas con ese ofrecimiento nuestro. Mogollón. Una de ellas, premiarnos a lo bestia como tu madre te premia: "te he comprado esto que sé que te gusta, porque te quiero, pero además porque cuidaste a tu hermana el otro día que salimos a cenar papá y yo".
¿Me explico?

La máxima corredentora y otro ejemplo para nosotros de dolor, es la Virgen que sufrió la muerte de su propio Hijo y que sufre también con nosotros cuando nos pasan cosas malas. Tanto Ella como su Hijo son ejemplo de cómo el dolor y el sufrimiento y la muerte tienen sentido en nuestra vida.

Otra idea que es verdad total es que "de lo malo saca Dios muchas cosas buenas" así que aunque aveces no se entienda el porqué de las cosas hay que confiar que Dios nos da mucha ayuda ("mi yugo es suave, mi carga es ligera" todas sabemos de alguien conocido que teniendo motivos para andar llorando por las esquinas va con alegría y serenidad por la vida. Eso es por la fuerza que da Dios)

Una imagen que vale mucho para entender el porqué de las cosas que no se entienden es la de la madre que quita al bebé del enchufe cuando éste quiere meter los dedos. El bebé llora y la madre sabe que aunque llore no le puede dejar meter los dedos en el enchufe. Así es Dios con las cosas que no entendemos en esta vida, con los enchufes que nos quitan. Siempre hay un motivo que nosotros no podemos ver y que en el Cielo terminaremos de entender.



Otra imagen: el otro póster: a la izda arriba Adán y Eva cagándolo todo. Todo lo que hay en nuestra vida, en este destierro: enfermedad, pecados, guerras, tsunamis, quedar con las amigas a tomar una coca-cola, momentos de penitencia, cine, atracciones, pobreza.... en todo, si pensamos en la Cruz de Cristo, si damos gracias en lo bueno, si ofrecemos lo malo, si nos sacrificamos por lo demás....¡¡¡Seremos Cirineos!!!

Tú quieres ser un Cirineo? ¿Cuánto tiempo del camino a la Cruz estás dispuesta a suplantar a Cristo?
Con alegría, eh?



lunes, 17 de febrero de 2014

Riquezas de la Iglesia, Financiación de la Iglesia

Partimos de lo que ya vimos en "la doctrina Social de la Iglesia" del café anterior: la visión que la Iglesia (Dios) tiene de cómo debería regirse el hombre en sociedad: trabajar, cobrar un salario justo por su trabajo, relacionarse socialmente, crear familias y tener tiempo para el ocio y para la religión.
Dentro de ese tiempo dedicado a la Religión y como los hombres somos "materia", la Iglesia favorece las relaciones entre el hombre y Dios (no olvidemos que la Iglesia Católica en concreto la fundó el mismo Cristo) y esa Iglesia se mantiene también con "materia": hay que alimentar a los sacerdotes que trabajan para ella, hay que mantener los templos donde nos reunimos y, todavía más importante, en nuestra vertiente de adoración, de reconocer a Dios como Dios y Rey de toda la creación, tenemos derecho y deber de hacerle ofrendas y llenarle de oro y diamantes y todo lo que nos "salga" darle. Cuando un novio le regale de pedida a su novia un ladrillo en vez de un anillo de oro con una piedra y una novia le regale a su prometido cemento en vez de un buen reloj..... en la Iglesia dejaremos de dar "oro" para Dios porque está claro que no se lleva.
El mismo JesuCristo reconoce en el Evangelio que "Le gusta" que se le den "cosas buenas" (episodio cuando Maria Magdalena vierte sobre su cabeza un perfume carísimo que los discípulos piensan que se podría vender y dar el dinero a los pobres) Mt 26, 6-13 o Mc 14, 3-8
El propio Jesucristo, en otro momento, alaba a la viuda que da solo dos blancos frente a los ricos que dan más, "porque ella ha dado de lo que no tiene, mientras que los demás han dado lo que les sobra" Lc 21, 1-14 y Mc 12, 41-44
Los católicos en general somos una comunidad generosa. En las parroquias se recogen anualmente una pasada de kilos de ropa y de alimentos en conservas y arroz y pasta. En las parroquias se nos anima a ayudar al que no tiene, ahora en Cuaresma se nos invita a vivir la caridad con el prójimo especialmente y a hacer obras de misericordia.
En definitiva, que la Iglesia (no solo por sus misioneros, Cáritas, Manos Unidas y demás) sino por sus miembros a los que se les "pincha" constantemente a ser generosos, es una institución que hace mucho por los pobres.
¿Por qué no vender los tesoros Vaticanos (o los bienes de la Iglesia en general) y acabar con el hambre en África?
1.- Los tesoros Vaticanos NO se pueden vender. Han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Nadie puede venderlos ya, ni el Papa ni nadie. Los últimos domingos de mes, se pueden visitar los museos vaticanos gratis y los demás se paga, pero lógicamente mantener todas esas obras de arte cuesta un mantenimiento, sería idiota no cobrar.
2.- Cada católico tenemos derecho a que lo que demos a Dios se quede para Dios. Cuando hace siglos un hombre dió los beneficios de su trabajo, una joya heredada, pagó a un artista para que pintara a una Virgen con su esfuerzo y su dinero para "alabar a Dios" tiene todo el derecho a que con el paso del tiempo nadie venda ese "regalo" que él quiso hacer a Dios. Probablemente, al igual que dio para Dios, dio para los pobres otro tanto. Igual que una novia jamás vendería su anillo de pedida para comprar leche y arroz (tendría que ser un caso de pobreza horrible para llegar a hacerlo)
3.- Incluso vendiendo, no se acaba con el hambre en África, como bien vimos en el capítulo de la Doctrina Social de la Iglesia, el problema del Tercer y Cuarto Mundo es más gordo
Matizar por último que cuando hablamos de la financiación de la Iglesia, hablamos del Vaticano (Santa Sede), Conferencias Episcopales de cada país, diócesis y parroquias. Los agustinos, cleretianos, Opus Dei, carmelitas.... se autofinancian por su cuenta (dando clases en colegios, vendiendo, pidiendo limosna, buscando ayudas, con su trabajo, como lo tengan previsto....)
La página de información más completa de la financiación de la Iglesia en España es:  www.portantos.com donde explica que en España (no es igual en todos los países) el Estado contribuye con la Iglesia solo con la colaboración de cada ciudadano que así lo pide en la declaración de la renta. Además, con las aportaciones parroquiales, los cooperadores paroquiales, y demás limosnas. Los sacerdotes (insisto, los diocesanos) por su parte, suelen tener un sueldo mínimo (a no ser que compatibilicen su labor parroquial con, por ej. clases en una Universidad o en un instituto, capellanía de una cárcel o un hospital)
Pero como Iglesia somos todos, lo bueno que tiene es que si das limosna a agustinos, colaboras con la Iglesia. Si das ayuda a Opus Dei, colaboras con la Iglesia. Si das al Domund, colaboras con la Iglesia.... y todo es para la Gloria de Dios.
Espero haberme expresado claro

viernes, 14 de febrero de 2014

Sobre el sacramento de la confesión y la dirección espiritual

Se llama sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación. Se denomina también sacramento de la conversión, porque realiza sacramentalmente la llamada de Jesús a la conversión: la vuelta al Padre del hombre tras el pecado.

La primera confesión de la humanidad fue la de Adán y Eva cuando Dios aparece ante ellos tras comer la manzana. Hay declaración de un pecado, hay consecuencias, hay penitencia y hay absolución.

Se llama sacramento de la Penitencia porque es además de conversión, arrepentimiento y reparación.
Se llama de la confesión porque hacer una declaración o manifestación ESENCIAL.
Se le llama Sacramento del perdón porque Dios concede el perdón y la paz.
Se llama Sacramento de la Reconciliación porque volvemos al amor de Dios.

El pecado grave es ofender a Dios y romper la amistad con Él. Una decisión libre y plena de tomar algo que Él sabe malo para nosotros y tomarlo de todas formas (por debilidad, por egoísmo, por concupiscencia...)
El único pues que puede perdonar esa ofensa es el verdadero ofendido: Dios.
Los judíos, con Cristo, alucinaron: "¿Quién se cree que es éste para perdonar los pecados, si solo Dios puede perdonarlos?"
En el Evangelio, Marcos 2, 10 "El Hijo del Hombre tiene poder para perdonar los pecados en la tierra"
Marcos 2, 15 "Tus pecados te son perdonados"

Cristo hace a sus apóstoles partícipes de su poder de perdonar los pecados:
Mt 16, 19, le dice a Simón Pedro: "A tí te daré las llaves del Reino de los Cielos y lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo"
Juan 20, 23: "A quienes perdoneis los pecados, le serán perdonados y a quienes se los retengais, le serán retenidos"

Los cinco pasos fundamentales para una buena confesión:
1.- examen de conciencia
2.- dolor de los pecados
3.- propósito de la enmienda
4.- decir los pecados al confesor
5.- cumplir la penitencia

La maravilla de la confesión:
Desde un punto de vista humano la confesión es una pasada. Cuando nos enfadamos con alguien a quien queremos, lo pasamos fatal hasta que podemos comprobar que las cosas vuelven a ser como antes y, muchas veces, si hemos tenido un fallo muy gordo con un ser querido, las cosas nunca vuelven a ser igual. Ya se esperan de nosotros que volvamos a fallar y no se nos quiere igual.
Así no es Dios.
Para Dios, después de cada confesión es como empezar otra vez desde cero.
Por otro lado, psicológicamente no hay mayor terapia que soltar las piedras que nos pesan en la confesión.
Apostólicamente, es muy difícil que las personas que queremos avancen en amor de Dios y piedad si no se confiesan antes. Cualquier persona por la que tengamos preocupación, conseguir que se confiese es conseguir que ellos mismos den un paso de gigante hacia los brazos de Dios.
Es tal el paso de gigante que se da en la confesión y tan grande que segun dice el propio Evangelio en el Cielo se celebra un fiestón cada vez que un pecador se confiesa y el demonio pone todo de su parte para que no se haga.

Donde más se ceba el demonio cuando un alma se quiere confesar:
1.- nos mete vergüenza de confesarnos. Nos convence de que el cura se va a asustar, nos va a echar, nos va a negar el perdón.
Mentira!! El sacerdote no es quien nos perdona, es Cristo, que ya sabe lo que hemos hecho de antemano y, si el sacerdote se asusta (cosa rara porque no hay ningun pecado nuevo bajo el sol) pues nos aguantamos y nos vamos de allí obteniendo lo que queríamos: el perdón.
No dejeis que el demonio gane un día más vuestro sin confesar.
Humanamente puede ayudar aclararle al sacerdote que nos da vergüenza confesar ese pecado concreto, porque suelen echar un capote sobre el tema si hemos sido suficientemente claros y no hay nada que precisar.

2.- nos repite que lo vamos a seguir haciendo, total, para qué confesarte de eso.
Sabemos que algo está mal, comprendemos porqué a Dios no le gusta, pero desgraciadamente es un hábito en mi vida del que difícilmente me voy a quitar. ¿Para qué confesarme si sé que lo voy a volver a hacer? NO!!!!! Precisamente porque la confesión es fuente de gracia y de ayuda para no volver a caer. Nos va a perdonar Jesús todas las veces que caigamos. Vuelve cada vez que caigas!!! Dios nos espera siempre y tiene una paciencia y una misericordia infinitas.

Recordad el refrán de toda la vida: "vergüenza pa pecar"
Recordad que se puede y se debe confesar absolutamente todo, que no hay ningun pecado nuevo bajo el sol. Es cierto que hay pecados que, por su gravedad, son sancionados con la pena de la excomunión y que ésta no se quita con la confesión, es necesario que los perdone el propio Papa, el Obispo o sacerdotes concretos, pero cuando uno va a confesarse ya le informa el sacerdote en cuestión y le ayuda a obtener la gracia.

En caso de peligro de muerte, TODO SACERDOTE puede perdonar cualquier pecado, incluso un sacerdote que, por lo que sea, ha sido privado de la facultad de oír confesiones.

Dada la delicadez y la grandeza de la confesión el sacerdote está obligado a guardar secreto absoluto sobre los pecados de sus penitentes y tampoco puede hacer uso de los conocimientos que la confesión le da sobre la vida de los penitentes. Este secreto NO ADMITE EXCEPCIÓN  y se llama SIGILO SACRAMENTAL.

Con la confesión anticipamos el juicio al que nos someterá Dios. Si te has "convertido" antes de morir no será necesario juzgarte.

La celebración de la reconciliación con confesión general y absolución general solo está permitida por la Iglesia en casos de necesidad grave: por ejemplo falta de sacerdotes, muerte inmediata de una multitud... y se ha de tener el propósito de realizar una nueva confesión individual a su debido a tiempo.

La confesión INDIVIDUAL e íntegra y la absolución personal son el único modo de perdón de los pecados.


DIRECCIÓN ESPIRITUAL
Es la ayuda que un cristiano presta a otro en la Iglesia Católica de cara a mejorar la vivencia de la fe aumentando sus virtudes y su disponibilidad de cumplir la voluntad de Dios.

El verdadero modelo de vida cristiana es Jesucristo y cada labor de dirección espiritual ha de enfocarse en que cada cristiano tenga amistad íntima y verdadero amor con Jesús.

El Espíritu Santo se vale del director espiritual para inspirar sus consejos. Directores espirituales pueden ser siempre los confesores, los padres... pero la Iglesia reduce esta expresión a una sola persona.
Para que haya dirección espiritual hay que expresarlo y pedirlo.
El dirigido abre su intimidad al que se la lleva y pide expresamente que se le guíe en temas de fe.

Ecl 4, 9-10 "Más valen dos que uno solo, porque mejor logran el fruto de su trabajo. Si uno cae, el otro le levanta. Pero ¡ay del que está solo que si cae no tiene quien le levante!"

Tob 4, 18 "Sigue el consejo de los prudentes y no desprecies ningun buen consejo"

Lc 24, 32 "No es verdad que nuestro corazón se enardecía cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las escrituras!"

San Pablo ante su caída: "Levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que has de hacer"

San Juan Crisóstomo. "Uno comprende enseguida la culpa de otro, pero con dificultad se da cuenta de la suya. Un hombre es imparcial en causa ajena, pero se perturba en la propia"

San Pedro de Alcántara "Una de las cosas más arduas y dificultosas que hay en esta vida es saber ir a Dios y tratar familiarmente con El. Por eso no se puede andar este camino sin alguna buena guía"

Santa Teresa: "Si quiere o pretende ser contemplativa ha menester para ir muy acertada dejar su voluntad con toda determinación en un confesor que sea tal, porque esto ya es cosa sabida que aprovechan más de esta suerte en un año que sin esto en muchos"


Temas que se tratan en la dirección espiritual:
-el trato con Cristo
-profundizar en la fe
-santificación del quéhacer diario
-mejorar el trato a los demás
-incrementar sentido de la responsabilidad
-espíritu de servicio, justicia, solidaridad
-afán evangelizador
-y toda preocupación en la medida que se trate desde el punto de vista sobrenatural

Personas que pueden llevar dirección espiritual: sacerdotes, religiosos, laicos (personas con buena formación e intensa vida cristiana)

El consejo no elimina jamás la responsabilidad y la libertad personal
No seguir jamás consejo contrario a las enseñanzas de la Iglesia
No se habla de todo
No se puede faltar en la dirección espiritual al secreto profesional, a la justicia general o a la prudencia
Las charlas de dirección espiritual están también bajo secreto profesional.
Actitud humilde, sincera y responsable.