Es una de las charlas que dimos a lo largo de los cafés, os comentaba que hagamos lo que hagamos en la vida: cosas muy malas, cosas muy buenas, o simplemente vivir una vida neutra moralmente limándonos las uñas, el Cielo ya estaba ganado para nosotros. El propio Dios nos ha redimido haciendo Carne al Verbo y llevándolo a una horrible muerte en Cruz, todo un Dios entregado por la humanidad entera, derramando hasta la última gota de sangre por nosotros.
Y ¿por qué? Porque nos quiere. Os recuerdo que nos creó enamorado de nosotros. Que nos creó a su Imagen y Semejanza y que nos creó para disfrutarnos y por ello estábamos con Él en el Paraíso. Dios tenía un trato diario y cordial con Adán y Eva.
Y sin embargo, al darnos a elegir, elegimos que no queríamos con Él y sin embargo, en cuanto elegimos, nos dimos cuenta del error y nos arrepentimos. Desde el punto de vista teológico, cuando Adán y Eva se presentan ante Dios tapados con una hoja y diciendo "la serpiente nos engañó" es la primera confesión de la historia.
Nos quisimos retractar. Y Dios padre amoroso vino a rescatarnos.
Como buen padre, no quiere que nosotros tengamos ni un solo dolor ni una sola pena. Sabe que ya hay dolor y penas en este destierro al que nos automandamos bajo el lema de la "libertad". Pero no lo quiere para el hombre. Dios para el hombre quiere el paraíso, las cervecitas, las risas, la fiesta "ni ojo vio ni oído oyó lo que mi Padre nos tiene preparados".
Sin embargo, por nuestro autodestierro, aquí tenemos las consecuencias del pecado: tsunamis, terremotos, enfermedades, maldad, pereza, nos cuestan las cosas, no vemos bien la verdad ni lo que está bien y lo que está mal....y nos deja a la Iglesia para guiarnos, y nos deja a Sí mismo en la Eucaristía para compañarnos, y nos deja a Sí mismo como ejemplo de vida para copiarlo. Haced lo que yo he hecho y sereis felices aquí...y luego en el Cielo. La mayor felicidad para el hombre es "amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo". Jesucristo no nos da esos mandamientos para exigirnos algo, sino porque ahí es donde está nuestra felicidad: en Amar y no hay amor sin sacrificio.
Si no quiere dolor para nosotros, ¿por qué permite el dolor? Precisamente por eso, porque no hay felicidad sin amor y no hay amor sin "dolor" o sacrificio. En este destierro en el que estamos, el amor duele.
El dolor, la muerte, es inevitable en este destierro y Dios lo que hace es acompañarnos. Pero no os quepa la menor duda que si se lo dais, lo coge.
¡¿No os habéis fijado nunca que a los que Dios manda cosas muy malas son gente muy muy fuerte?
Esa fuerza, viene de Dios.
Igual que su Hijo, el mismo Dios, le dijo: "Aparta de mi este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya" si nosotros le queremos tanto como le quería el hijo, y le queremos ofrecer nuestro cáliz personal, Él lo va a coger.
Y es lo que sucede con los santos. Santos como Jorge Ribera, que caen en una enfermedad dolorosa, en las horribles rutinas de hospital y se lo ofrecen con una sonrisa....y Dios lo coge y se le cae la baba con ese hijo suyo que quiere parecerse en algo a Jesucristo en la Cruz, que quiere suavizar un poco de la crucifixión de Cristo compartiendo con Él un poco de dolor.
Y es lo que sucede con Chema Postigo, que se ha ido al Cielo en olor de Santidad, padre de 18 hijos, dos fallecidos, dos abortos involuntarios, y con unos testimonios de la gente que le rodeaba de absoluta admiración cristiana.
Y vosotras me direís, ¿y qué tendrá que ver eso con nosotras? Es verdad que yo no me siento capaz de ofrecer a Dios una enfermedad propia, ni una enfermedad o muerte de un hijo, ni grandes dolores, pobreza.... Pero sí que sé con la cabeza que estoy hecha con la misma materia que están hechos Jorge Ribera y Chema Postigo y que si ellos han podido y pueden...teóricamente yo también, ¡¡todo es ponerse!!
Pero ¿por qué? ¿Por qué elegir un camino de consumirse por Cristo y por la Iglesia con lo bien que se está al sol tumbadito en la playa siendo buena persona y sonriendo a los demás? ¿Por qué complicarse más la vida? Os voy a decir porqué. Porque hay mucho mal en el mundo y se ofende mucho a Dios. Nos gusta pensar que están locos, no nos permitimos juzgar porque no somos quién para hacerlo, pero sí que vemos los resultados más cercanos: una bonaerense disfrazada de Virgen María abortando en la puerta de la catedral, un drag queen parodiando a JesuCristo, un artista robando hostias para exponerlas como arte, un sacerdote golpeado a palos por predicar el Amor, o un pederasta metido a sacerdote para aprovecharse de los niños....Hacemos mucho daño a Dios con verdadera alevosía.
¿Si tuvierais una amiga con quien se estuviesen metiendo todo el día los medios de comunicación, no acudiríais a su rescate? ¿a suavizar su dolor? ¿No os sale decirle a Dios: "no te preocupes que yo te quiero", "No te crucifiques Tú que ya lo hago yo, dado que somos en verdad nosotros los que te hemos ofendido"?
Como sí que es cierto que no tenemos la posibilidad de ofrecer ahora mismo algo enorme (la única que me viene a la cabeza con un dolor inmenso es Fina, perdonad si pienso que las demás no) podemos empezar por ofrecerle, por amor, cosas pequeñas.
El Papa Francisco nos ha propuesto para esta Cuaresma que las "mortificaciones", que esos pequeños sacrificios que ofrezcamos a Jesús, sean además de facilitar la convivencia a los demás. Es decir, muy bien que no comamos o que no bebamos, pero si el dinero que nos íbamos a gastar en esa copa, o en ese menú de restaurante lo guardamos y lo damos a los pobres pues hacemos doblete. Si queremos hacer mortificación de la lengua (que cuánto nos cuesta a las mujeres) y además de no hablar siempre que queramos, no criticamos a los demás, pues hacemos doblete.
Si queremos no apoyarnos en el respaldo del asiento, fenomenal, pero si somos las primeras en levantarnos cuando suena el teléfono o llaman a la puerta, pues hacemos doblete porque hacemos la vida más fácil a los demás.
Y seremos hermanas pequeñas de Jorge Ribera, hermanas pequeñas muy gratas a Dios que quiere de verdad para nosotros una vida de gloria y de felicidad, pero que no desestima nada de lo que le queramos dar, por Amor a Él. Demostrémosle nuestro amor y ya veréis qué felices os vais a sentir.
Y, una cosa super importante, es no rendirse. Yo todas las noches ofrezco no cenar.....y no lo he conseguido nunca. Algo, por pequeño que sea, acabo picando. Gracias a Dios, Él no va a llevar cuenta de nuestros éxitos, sino de nuestro amor a Él y sabe que si fuera cuestión de vida o muerte lo haríamos sin dudarlo y lo que nos falta es esa Fe, esa visión, de darnos cuenta que de verdad sirve para algo. Por eso no hay que desalentarse. Que Dios se parte con nuestros intentos y se le cae la baba con nosotras. ¡A por ello!
Imagen de Jorge Ribera en el hospital