Lo primero que hay que entender para poder desarrollar este tema es que el matrimonio según el derecho canónigo es una cosa y el matrimonio por lo civil, dependiendo además de cada sociedad, es otra y más ahora que se han regulado como matrimonio por ejemplo entre personas homosexuales.
En este sentido, la RAE recogía antiguamente la definición de matrimonio como unión entre hombre y mujer. Actualmente, sin embargo, y aque la RAE cambia cada año y se adapta a las necesidades sociales, recoge varias definiciones, en las que se incluye esta de entre hombre y mujer, pero añade también la definición de matrimonio gay en algunas legislaciones y el católico. Y a parte hace una diferenciación con otra acepción más refiriéndose al matrimonio civil que no tiene ritos para celebrarse.
Mi postura en este sentido es acogerme a lo que decía Jesucristo sobre el diezmo: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios", pues si la sociedad pide una regulación para otros tipos de matrimonio, yo sigo con mi concepto de lo que es matrimonio.
Y realmente pienso que lo que hay hoy en día es una mezcla mental del concepto "social" de matrimonio y el concepto de la Iglesia.
Para la Iglesia Católica, la unión natural de hombre y mujer para vivir juntos y tener hijos es un matrimonio. Es un deseo natural de pertenencia que está intrínseco al hombre y a la mujer. Pertenecer a alguien en exclusividad para siempre y para formar una familia. Es algo que existe innato en el hombre. Cualquier persona que se enamora y es correspondida quiere que ese sentimiento y esa felicidad duren para siempre. Cuando esa necesidad se afianza en un compromiso firme, en un "te prometo que así será" eso es un matrimonio para Dios. Porque es Dios el que ha creado al hombre y a la mujer con esa necesidad de exclusividad y pertenencia.
Para la Iglesia Católica, aun sin pasar por su Templo, ese compromiso entre un hombre y una mujer ya es un matrimonio. De hecho, para dos personas no bautizadas, ese compromiso ya sea ante otro Dios, por otro rito o civil, es de hecho ante la Iglesia (igual que ante Dios) un matrimonio.
Si cualquiera de nosotros terminase en una isla desierta donde no hay sacerdotes, la declaración y el compromiso sincero entre un hombre y una mujer para vivir juntos y tener hijos es suficiente de cara a Dios y ese matrimonio es válido. Cierto que se pide que si/cuando se vuelva a la vida en sociedad se ratifique ese matrimonio por la Iglesia.
¿Por qué ratificar un matrimonio por la Iglesia? Primero de todo porque es la comunidad que Dios ha dejado para tramitar todo tipo de cosas para los católicos. Un hombre está perdonado en el momento en que pide perdón a Dios, pero Dios sin embargo exige esa confesión sacramental ante un sacerdote. Dijo expresamente a los apostóles (y hoy son los Obispos los sucesores y los sacerdotes nombrados por los Obispos) "A quienes perdoneis los pecados le serán perdonados". Deja una orden de que haya esa "sacramentalidad" del signo del perdón. Ocurre igual con el matrimonio.
Vivimos en sociedad y como tal, un sacramento como es el del matrimonio que implica descendencia, vida en común, etc, se ha de hacer de manera "pública" y en un acto público.
Dios no se olvida de que somos hombres y necesitamos signos y de que vivimos en sociedad y hace que la Iglesia funcione como tal.
Por eso, la Iglesia Católica reconoce el matrimonio en la sociedad de los que no son sus fieles. Para la Iglesia católica un matrimonio civil sincero de dos no católicos es un matrimonio exactamente igual. Sin embargo, no reconoce el matrimonio civil de dos bautizados. Los bautizados que quieran estar casados de cara a la Iglesia, han de hacerlo por la Iglesia.
¿Qué ocurre entonces? Que hay matrimonios civiles que la Iglesia no reconoce y sin embargo el Estado sí reconoce los matrimonios eclesiásticos, de hecho hay una acuerdo entre Iglesia y Estado en España por el cual automáticamente cada matrimonio canónigo se inscribe en el registro civil y genera un libro de familia.
Y al revés. La iglesia reconoce la nulidad de algunos de sus matrimonios y sin embargo civilmente hay que pedir la separación y/o el divorcio.
¿Qué requisitos debe tener el matrimonio canónigo?
Ser solteros y libres
Mayores de edad y con capacidad mental para dar el consentimiento
dar el consentimiento en libertad
casarse con idea de estar abiertos a la vida (aunque se sepa que no se pueden tener hijos o aunque no se vaya a hacer inmediatamente)
saber que es para toda la vida
En cuanto algunos de estos requisitos no se cumplen el matrimonio es nulo. Hay infinitas causas de nulidad.
Hay gente que piensa que la nulidad es el divorcio de la Iglesia, pero la realidad es que cuando una pareja se panta en una Iglesia delante de un sacerdote, de Dios y de una comunidad está pidiendo externamente una serie de cosas que, si por dentro en verdad no las está pidiendo, Dios no da. Es como irse a confesar de unas cosas cuando en realidad no estás arrepentido, simplemente porque el cura te conoce y sabe que lo has hecho, o porque te han obligado. Esa confesión es nula. Pues el sacramento del matrimonio también es nulo, solo que como tiene repercusión social es más dificl demostrarlo porque todo el mundo te ha visto solicitarlo.
Por otro lado, cuando hablamos de matrimonio hablamos también de Sacramento. ¿En que me afecta que el matrimonio sea un sacramento? Pues en un momento del Evangelio Jesucristo habla muy categórico en contra del divorcio "Lo que Dios ha unido que no lo desuna el hombre" y los apóstoles hablan entre ellos "Entonces, qué sentido tiene casarse". El hombre es consciente, como lo es Dios ahora cuando le ha iluminado al Papa Francisco para escribir "Amoris laetitiae" que mantener una promesa de amor cuando cambiamos, cuando la vida es tan rica y tan voluble, de que mantener una promesa de amor para siempre cuesta, sabe que la convivencia cuesta, que el matrimonio es difícil y al elevarlo a la categoría de sacramento...lo que hace es darle una ayuda. Igual que en el sacramenteo de la confesión hay una gracia para no volver a caer en lo que nos hemos confesado y aun así caemos. En el sacramento del matrimonio hay gracia para mantener nuestras promesas....aunque nos cueste cumplirlas y no siempre las hagamos. pero es absurdo no casarse por la Iglesia y coger esa ayuda que es tan necesaria.
No hay que olvidar nunca que "Para el hombre es imposible, pero apra Dios no hay nada imposible" y con ayuda de Dios todos nos podemos amar unos a otros para siempre.
¿Cómo debo amar a mi marido? Con la misma medida con la que nos amó Jesucristo que es el modelo a seguir: "Hasta dar la vida" "amor sin medida que decía San Agustin".
1 Carta de los Corintios, cap 13:
13:1 Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
13:2 Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
13:3 Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
13:4 El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece,
13:5 no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido,
13:6 no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
13:7 El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
13:8 El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá;
13:9 porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas.
13:10 Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.
13:11 Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño,
13:12 pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí.
13:13 En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor.
Os animo a meditar si amamos así a nuestros maridos y a recordar que, aunque parezca dificil, tenemos gracia sacramental para hacer esto. No nosotras, Nosotras solas no podemos. Podemos en El. Y podemos en El hasta que la muerte nos separe.