martes, 24 de febrero de 2015

La Cuaresma

Lo primero y más importante es entender el porqué del dolor. ¿Por qué Cristo para salvarnos necesitó recurrir a una muerte horrorosa, una muerte en Cruz, molido a latigazos, a insultos, a salivazos, obligado a cargar con la cruz? ¿Por qué no podría salvarnos, como todavía esperan los judíos, mediante una batalla entre los que nos consideramos hijos suyos y los que apoyan al mal?

El sentido del dolor, la Crucifixión de Cristo es un Misterio. Cuando muramos, lo entenderemos y entenderemos porqué el dolor nos purifica y nos acerca a Dios, porqué la Cruz nos acerca a Dios.
Pero mientras tanto, un buen modo de entenderlo es contemplar cómo la entrada del pecado (volvemos a la charla primera de todas) cuando Adán y Eva comieron de la manzana, además de destrozar el reino que les había dado Dios, el paraíso, y de destrozar la naturaleza del hombre, entran maldades: los siete pecados capitales, las enfermedades, el dolor, la pobreza, el hambre, la sed....todo horrible. En un paraíso perfecto, entra el terror. A veces miras a la humanidad y es terrorífico.

Cristo ha venido a vencer ese momento de terror, ese momento en que el hombre abre la puerta de entrada al mal. Y asume en El todas esas maldades. En la Cruz de Cristo están todas las maldades que podemos imaginar: sufre el odio, la cobardía, el abandono, la soledad, el dolor, el insulto, el derramamiento de sangre. En su cuerpo Divino coge todo lo malo que hay, lo asume hasta la muerte (el abandono "Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?") y al resucitar vence al mal del pecado.

Tras su victoria (tras su resurrección) seguimos viviendo la vida normal
Ya hemos sido liberados, pero como seguimos en el destierro, seguimos conviviendo con esas maldades, con esa inclinación al mal, con esos terrores, solo que ahora con la ESPERANZA de que nos han salvado y que han pagado un alto precio por nuestro rescate.
El hombre ha sido salvado.

Aunque el hombre no haga nada por su salvación, mientras solo pidamos perdón antes de morir, ya está. Igual que hizo el buen ladrón. El precio de nuestro recate ya está pagado. Podemos estar tranquilos, tumbados en una hamaca y cuando nos llegue el momento de la muerte decir "Perdón" y ya seremos salvados.

Entonces, ¿por qué la Misa los domingos, OBLIGATORIA, los Mandamientos, la Cuaresma, los mandamientos de la Madre Iglesia?

La Iglesia es Madre y sabe que si no contemplamos de vez en cuando en nuestra vida nuestra trascendencia, nos alejaremos del todo de Dios y ni siquiera en el momento de la muerte estaremos preparados para pedir perdón.

Además, Dios nos busca, le gusta estar con nosotros, disfruta aquí sentado con nosotras, quiere que le digamos cosas, le gusta que estemos agradecidos, que sintamos el amor que nos tiene....y para eso hay que estar con El.

Además, encima, Dios nos da el regalo de ser corredentores de Él.
La mayor corredentora del mundo mundial es la Virgen. En su perfección, acompañando a Jesús en su dolor, Ella quita también el mal y el pecado del mundo. Y el modo de quitarlo vuelve a ser esta vez solo con sufrimiento psíquico, pero la Virgen fue como un sufrimiento físico. "Una espada traspasará tu alma"
Nosotros, cada vez que ofrecemos algo que nos cuesta, algo que nos duele, una enfermedad, una contradicción, una muerte.....corredimimos con Cristo.

Por todo eso, la Iglesia, como Madre, impone un mínimo al hombre para no alejarse ni dejarse vencer por la lucha encarnizada contra el demonio.

La Cuaresma
La Cuaresma es un tiempo de penitencia, ayuno y oración,
¿Por qué?
Porque se ha comprobado que las fiestas, el champagne y el sexo libre no acercan a Dios ni nos hacen pensar en las grandezas. Dentro del misterio de la cruz está que a más cerca del dolor estemos, más cerca de la Cruz, mejor podremos ver a Cristo.

La Iglesia como Madre sabe que o una vez al año contemplamos la grandeza de lo que hizo Jesucristo por nosotros, de lo que fue capaz de dar, o nos alejaremos irremediablemente.
Y la Iglesia sabe que o pasamos un poquito de malestar o si estamos  contemplándolo tumbados en una cama, tampoco vamos a verlo bien.

Pero además, corredimimos, ayudamos a Cristo a llevar un poquito la Cruz, le quitamos un poquito de peso con la cruz, le damos agua con vinagre, consolamos a su madre.
La patrona de las misiones es una monja de clausura, Santa Teresita de Lisieux. ¿Por qué? Pues porque con la comunión de los santos, mala que estaba, daba paseos por el claustro pidiendo por el misionero que tendría que cruzar la selva para llevar la comunión. Pues lo mismo sucede con la corredención. Se puede ofrecer por cualquier persona (un día si quereís hablamos de la comunión de los santos que es una pasada)

Y además, está el tema de justicia social. No puede ser que nosotros vivamos tan fenomenal y haya gente que no tenga qué llevarse a la boca. Si somos todos hermanos, todos hijos de Dios, no podemos permitir que pase: de ahí la limosna, las obras de caridad, las visitas a pobres.

Os recuerdo siempre que la Iglesia lo que pone es un mínimo. Todo lo que sea sumar más, mucho mejor. Pero el mínimo es obligatorio. Es como la madre de familia pidiendo a sus hijos el mínimo de poner la mesa o de hacerse las camas. Si además recogen, cuelgan la ropa, se planchan sus camisas y tal fenomenal, Pero por lo menos el mínimo.
El mínimo obligatorio es el que nos sirve para no perdernos.

¿PORQUÉ LA CARNE?
En tiempos de San Pablo, en los Hechos de los Apostóloles ya hay muchísimo revuelo con comer carne, la carne de cerdo no, la de cordero si, etc. Y San Pablo minimiza la cuestión señalando que la importancia no está en la observancia estricta de la ley como del corazón de quien la cumple.
Hoy pasa exactamente igual. No comer carne por no comer carne con ningun deseo de vivir la Cuaresma es como ir a una fiesta sin ganas de pasarlo bien y poniendo cara de asco. Un sinsentido festivo.

Las objeciones más habituales a la abstinencia de carne los viernes de cuaresma son: ¿Y si alguien no come carne y se da un banquetazo con una mariscada? Y si a mí me encanta el pescado ¿no es una tontería que coma pescado en lugar de carne? Estas preguntas llevan implícita la convicción de que lo único importante es la materialidad de comer o no comer carne, pero lo que nos pide la Iglesia es muchísimo más que eso. Quien se quede ahí, ya sea para hacerlo o para no hacerlo, no ha entendido nada porque la Cuaresma es un momento muy específico de gracia que rebasa la Misa de los domingos y que viene con nosotros a nuestras casas, a nuestras comidas y nuestras cenas.

Abstenerse de comer carne es PARA TODOS LOS VIERNES DEL AÑO (yo me enteré también hace poquísimo) y solo los que son fuera de la Cuaresma la Iglesia permite sustituirlos por otro sacrificio al arbitrio de cada uno.

Además, la abstinencia, si se vive adecuadamente, puede ser una preciosa catequesis familiar, en la que la familia entera vive ese signo cuaresmal, de forma comunitaria, como una iglesia doméstica. El padre puede mencionarlo en la bendición de la mesa e incluso puede aprovechar para dar una breve catequesis sobre la cuaresma a los hijos que van a comer pescado. Así, los hijos verán que la Cuaresma no es de esas cosas que los padres dicen pero no cumplen, como cruzar las calles por el paso de cebra. De forma similar, es también un signo externo, una forma de dar testimonio del cristianismo si coincide una comida de trabajo o familiar.

Además es un signo de humildad, de hacer algo que va contra nuestros criterios de lo que debería ser un sacrificio. De obediencia a la Iglesia que, a pesar del paso del tiempo, sigue manteniendo esta costumbre.
Quien diga que no le cuesta es que no lo practica. Todos los viernes hay una cena con amigos, que te abres la nevera y te apetece picoteo....que nuestro menú diario tiene mucha carne!!

EL SENTIDO de la cuaresma
Cuarenta días se tiró Jesús en el desierto ayunando y haciendo oración. Nuestro modelo de vida cristiana es El. El es el prototipo a seguir.
Es una invitación fuertísima a la conversión, la confesión, cambiar de tipo vida, tratar de seguir más de cerca a Jesús.

Rechazarla es de tontos y tratar de hacer los mínimos, lo que pide la Iglesia y ya está, también, porque lo que pide la Iglesia no es solo el cumplimiento, es el Corazón.